Nadie queda indiferente cuando hablamos de amor. Todos lo hemos experimentado, todos hemos sufrido por ello en mayor o menor medida. Es más, los problemas que más nos afectan en la vida, después de los económicos, son los emocionales. Y hay toda una industria montada en torno al amor porque nadie queda indiferente: música, banquetes de boda, trajes de novia, regalos de San Valentín, terapia de pareja...
La complejidad de las emociones humanas dificulta las relaciones y nos resulta complicado entendernos los unos a los otros. Cuando esas relaciones son románticas o eróticas, todavía peor. Las relaciones amorosas pueden ser maravillosas cuando todo va bien y afloran lo mejor que hay en nosotros. Cuando estamos en la fase de enamoramiento y nuestra finalidad en la vida es hacer feliz al otro, somos generosos, altruistas, entregados... Sin embargo, cuando nos hacen daño o simplemente cuando la vida se interpone en ese amor, entonces podemos ser vengativos, crueles, celosos, desconfiados y mucho más.