miércoles, 12 de marzo de 2014

Cómo conseguir que nuestros hijos hagan los deberes

Para los padres, los deberes de los niños es una preocupación frecuente. Para los niños, pueden ser una pesadilla.



Es normal que los niños intenten librarse de hacer los deberes. Son aburridos y, después de estar todo el día en el cole quieren llegar a casa y jugar. Y  nosotros nos desesperamos cuando les preguntamos y nos dicen que no tienen tareas que hacer. Está en nuestra mano el crear un hábito de estudio que les servirá para saber organizarse y no dejar las cosas para mañana. Además, también les ayudará a asumir responsabilidades, algo muy útil en su vida adulta.

Cuando no quieren hacer los deberes del colegio, nosotros nos enfadamos, nos peleamos con ellos y se acaba creando tensión y un mal clima familiar. Por eso es importante que aprendamos cómo motivar a nuestros hijos y cómo crearles un hábito de estudio, que hará que pronto  no tengamos que estar continuamente pendientes de sus tareas.

Establecer horarios. Ya hemos señalado anteriormente la importancia de establecer unos horarios con los niños y cumplirlos. Esto es porque les ayuda a saber qué es lo que tienen que hacer a continuación y les da seguridad. Cuando tienen una hora concreta para estudiar y hacer los deberes, ya saben que eso es lo que tienen que hacer y protestan  menos. Si les dejamos que lo hagan cuando quieran tenderán a atrasarlo lo máximo posible y cuanto más tarde lo hagan, más cansados estarán y, por tanto, tendrán menos ganas y habrán perdido capacidad de concentración (les costará más trabajo y lo harán peor).

Establecer un lugar fijo. Cuando estudian siempre en el mismo lugar, asociarán ese lugar con esa tarea concreta y les resultará más fácil concentrarse.

Cuidar apropiadamente el lugar donde estudian. Es decir, el lugar debe estar bien iluminado, ventilado, alejado de distracciones y con buena temperatura. Además, conviene que preparen todos los materiales que va a necesitar antes de que se pongan a estudiar para que los tengan a mano y no tengan que levantarse a por nada, lo que les serviría de excusa para darse un paseo y prorrogar el momento de estudio.

Enseñarles a organizarse. Por ejemplo, es una buena idea que apunten los deberes en una agenda escolar para que no se les olvide lo que tienen que hacer. Además, también podemos enseñarles a priorizar. Es decir, que empiecen con lo que requiere más esfuerzo e ir rebajando el nivel puesto que al principio es más fácil mantener la concentración que cuando ya lleven un tiempo y estén cansados.

Ayudarles, pero sólo cuando sea necesario. No debemos estar encima mientras hacen sus deberes. Les serviremos de distracción y perderán concentración. Además, es bueno que sean independientes con sus tareas, reforzará su autoestima y aprenderán a utilizar sus propios recursos. Si no entienden algo, debemos estar disponibles para ayudarles. Pero sólo para ayudarles, no para hacérselo nosotros. Si hacemos nosotros sus ejercicios, ellos seguirán sin entenderlo y sufrirá su autoestima.

Establecer descansos cuando sea necesario. Si tienen muchos deberes, es necesario establecer descansos para que se despejen un poco. Debemos dejar claro cuánto va a durar el descanso y cumplirlo para que después no haya problemas.

Reforzar. Es importante que reforcemos el esfuerzo más que los resultados. Es decir, debemos reconocerle lo bien que lo ha hecho estando concentrado en sus deberes durante veinte minutos, por ejemplo, y no sólo si ha hecho bien los deberes de inglés.

Revisar los deberes cuando haya terminado. Hacer esto hará que el niño sienta que le prestamos atención. Cuando los revisemos debemos empezar marcándole lo que ha hecho bien y felicitándole y valorando su esfuerzo. También debemos decirle lo que ha hecho mal pero sin regañarle puesto que cometer errores forma parte del aprendizaje y no podemos ni debemos hacerles sentirse culpables por ello.

Establecer una tarea gratificante cuando terminen. Una vez que han terminado, en nuestro horario podemos tener establecido algo que les guste para que se relajen y para que se sientan recompensados por haber cumplido con sus obligaciones.


Implantar un hábito de estudio en nuestros hijos no se va a conseguir de la noche a la mañana. Es un proceso que requiere tiempo y esfuerzo tanto por nuestra parte como por la suya. Tendremos que incluir la paciencia dentro del menú diario.


Espero que estos consejos os sirvan de ayuda y si tenéis alguna duda podéis dejar un comentario abajo. Contestaré lo antes posible.


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