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En el post “Pongamos que hablo del amor” dijimos que el amor tiene tres componentes básicos según la Teoría Triangular del amor: intimidad, pasión y compromiso. Hoy vamos a hablar de la pasión, de la atracción física, del deseo sexual.
Al comienzo de una relación, la atracción sexual suele ser lo que más une a una pareja. A medida que pasa el tiempo la pasión va disminuyendo para dejar paso a una mayor intimidad emocional y compromiso. Sin embargo, esta disminución de la pasión preocupa mucho a las parejas, siendo el motivo que más las lleva a consultar a un profesional.
Hay que tener en cuenta que la
pasión, o la falta de ella, no es algo que afecta sólo a la vida sexual de la
pareja, sino que hay otros aspectos que se ven afectados. Cuando nos sentimos
atraídos por alguien, queremos estar cerca de esa persona, la admiramos y nos
resulta más fácil resolver los conflictos y tolerar las diferencias de opinión.
Cuando esta atracción desaparece, todo lo anterior se resiente.
¿Qué hace que nos sintamos atraídos por unas personas y no por otras?
Las características que hacen que
sintamos atracción son muy diversas. Entre ellas podemos destacar:
- Cualidades
que muestran la buena salud reproductiva. Es decir, a los hombres les
suelen atraer más las mujeres con grandes pechos y caderas porque eso muestra
más capacidad para concebir, dar a luz y amamantar a la descendencia. A las
mujeres nos gustan más, por lo general, los hombres grandes con anchos hombros
y voz grave, porque eso muestra una mayor cantidad de testosterona y, por
tanto, una mayor probabilidad de concebir.
- Parecido
físico con nosotros mismos y con nuestra familia. Esto es porque así
aseguramos que nuestros genes se mezclen con otros parecidos y aumentamos las
probabilidades de que nuestros hijos se parezcan a nosotros.
- Características
externas, como la forma de vestir, de caminar, el olor que desprendemos...
- Características
deseables. Es decir, características que queremos para nosotros mismos y para nuestros futuros
hijos. Así, los hombres buscan belleza, afecto y habilidades sociales. Las
mujeres preferimos fijarnos más en el liderazgo, el nivel cultural y el estatus
socioeconómico.
- Similitud
en la manera de pensar, en los intereses,…
¿Qué hace que disminuya la pasión en la pareja?
Factores biológicos: los cambios hormonales producidos por la edad,
intervenciones quirúrgicas, enfermedades crónicas, disfunciones sexuales… Si la
falta de pasión o de deseo sexual se debe a una causa física siempre existen
soluciones farmacológicas que nos puede recetar un médico.
Factores psicológicos o emocionales:
la rutina (tanto de la vida diaria como de las relaciones sexuales), problemas
económicos, familiares, conflictos entre ambos miembros de la pareja, disfunciones
sexuales, etc.
¿Qué podemos hacer para solucionarlo?
A continuación, vamos a ver unas
acciones que podemos llevar a cabo para reavivar esa “chispa” que teníamos:
- Cuidar la
apariencia física. Cuando llevamos mucho tiempo dentro de una relación,
tendemos a tomar al otro como algo “seguro”, que ya no hay que conquistar y nos
descuidamos un poco de nuestra apariencia física. Si nos cuidamos, no sólo
aumentaremos la atracción física de nuestra pareja hacia nosotros, sino que
también aumentaremos nuestra autoestima, lo que incrementa, a su vez, nuestro
atractivo y nuestra libido.
- Tener una
buena educación sexual: buscar información, hablar con personas de nuestro
entorno… La información es poder. Muchas veces podemos sentirnos cohibidos por
desconocimiento, por mitos y por falsas creencias.
- Hablar con nuestra pareja sobre lo que nos gusta
y lo que no (a ambos), nuestras expectativas, nuestros miedos o si creemos que
hay algún problema. Todo esto sin juzgar, sin alterarse, sin reproches, sin
reírse y sin ridiculizar, escuchando activamente.
- Hay problemas puntuales que pueden afectar a la
libido. Pero cuando desaparece el problema, aparece el deseo sexual. En estos
casos conviene tener paciencia y no tomárselo como si fuera el fin de la
relación. Esto puede cohibir a nuestra pareja y, al final, acabar afectando a
la vida sexual.
- Cuidar la
relación con tu pareja con palabras bonitas, con caricias, besos, agradecer
los gestos que tenga contigo…
- Luchar
contra la rutina y la monotonía: organizar escapadas de fin de semana los
dos solos, paseos, cenas románticas, llamadas insinuantes en horas de trabajo…
Hay que echarle imaginación y esfuerzo.
- Mantener
la complicidad, un lenguaje privado entre los dos que no entiende nadie más
y que crea una conexión especial entre los dos.
- Reservar
unos minutos al día (aunque sólo sean cinco) a la relación, fuera de los problemas domésticos, de la familia, de
la hipoteca… Algo que nos haga recordar que seguimos siendo una pareja.
Por supuesto, también hay que
cuidar la intimidad y el compromiso. Cuando uno de los componentes de la
relación no funciona, los otros se tambalean y corren peligro porque están
interconectados. Mantener la pasión con el paso de los años requiere de mucho
esfuerzo y dedicación, de comunicación y complicidad, de no dormirse ni
conformarse. Si todo lo anterior falla, pedir ayuda a un profesional puede ser
la respuesta.
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