A todos los padres nos preocupa
el futuro de nuestros hijos. Siempre nos estamos preguntando ¿cómo será?,
¿sabrá valerse por sí mismo?, ¿le estoy dando una buena educación?, ¿tendrá en
cuenta los valores que estoy intentando inculcarle?...
Uno de los temas que más nos
preocupan es el de las drogas. ¿Cómo reaccionará nuestro hijo si se las
ofrecen, si ve que sus amigos las toman? ¿Sabrá decir que no o sucumbirá a la
tentación?
Hay un dicho popular muy sabio
que dice que a los hijos hay
proporcionarles dos cosas fundamentales en la vida: educación y alas. Alas
para que sea capaz de tomar sus propias decisiones y educación para que sepa
qué decisiones debe tomar. Pues bien, en el tema de las drogas esto es esencial.
En todas partes nos dicen que la
educación es un pilar fundamental en la prevención contra la drogadicción pero,
¿cómo lo hacemos?
La clave principal consiste en
fomentar los factores de protección y minimizar los factores de riesgo. Pero
vamos a empezar por el principio, ¿qué son estos factores y en qué consisten?
Bien, pues los factores de riesgo son ciertas
características biológicas, psicológicas y socioambientales que hacen que una
persona esté más predispuesta o sea más vulnerable a padecer una adicción que
otra. Los factores de protección
tienen el efecto contrario, protegen al individuo, le hacen menos vulnerable a
las adicciones.
Vamos a enumerar algunos de los
factores más importantes, los que están más a nuestro alcance para poderlos
controlar:
Factores vinculados a las características del individuo: edad,
autoestima, asertividad, búsqueda de sensaciones, grado de conformidad con las
normas sociales, tolerancia a la frustración, grado de necesidad de aceptación
social, aprovechamiento escolar, habilidades sociales, conocimientos sobre
drogas y sobre las consecuencias de su consumo, habilidades para tomar
decisiones y resolver problemas.
Factores relacionados con el contexto familiar: cohesión familiar,
clima afectivo, estilo educativo, consumo de drogas y alcohol en el ámbito
familiar y su actitud hacia ellas.
Factores relacionados con el contexto escolar: integración escolar,
consumo de drogas.
Factores relacionados con el grupo de iguales/amigos: consumo de
drogas, integración social.
Conviene aclarar que estos
factores suponen una predisposición en términos de probabilidad. Es decir, que
se den los factores de riesgo no es causa directa del consumo de drogas. Lo que
es cierto es que, entre los consumidores de drogas, se suelen dar estos
factores de riesgo con un porcentaje muy alto.
Una vez aclarado esto, ¿qué podemos hacer los padres y las madres
para prevenir el consumo de drogas en nuestros hijos?
Informar
La información es poder. Y es muy
importante que el poder en esto lo tenga la familia. Hay que informar a los
hijos sobre la existencia de las drogas y sus consecuencias. Es importante que
obtengan esta información de nosotros porque los medios de comunicación y los
grupos de iguales pueden proporcionar una visión distorsionada de los efectos
de las drogas. Si ya están informados y tienen formada una opinión propia,
cuando les den esa visión distorsionada estarán preparados para mantener su
criterio y tomar una decisión responsable.
Mantener una buena comunicación entre los miembros de la familia
Debemos escuchar a nuestros hijos
sin menospreciar sus problemas o sus temas de conversación. Es muy importante
que se sientan seguros con respecto a la comunicación, que sientan que nos
pueden contar sus problemas y que les vamos a escuchar y apoyar, sin juzgar.
También escuchar y tener en cuenta sus puntos de vista con respecto a las
decisiones familiares. Debemos evitar generalizar, reprochar, culpar,
interrumpir,…
Poner normas y límites
El consumo de drogas está ligado
muchas veces a no saber reconocer límites y a una necesidad de saltarse las
normas. Si desde pequeños les proporcionamos límites y normas les estaremos
enseñando a ser responsables y autónomos y a mantener el control de su
conducta.
Elegir bien los valores que queremos inculcar
Como padres debemos tener muy
claros los valores en los que queremos educar a nuestros hijos y ser
consecuentes con ellos. Valores como solidaridad, justicia, amistad,
responsabilidad. Debemos identificar los valores negativos que intenta promover
la sociedad (individualismo, materialismo, consumismo, búsqueda de sensaciones
fuertes…), muy ligadas con el consumo de drogas e intentar neutralizarlas o
contrarrestarlas con otros valores positivos incompatibles (por ejemplo, no es
posible ser solidario e individualista).
Enseñar habilidades sociales y emocionales
Durante la adolescencia, los
chavales se identifican más con su grupo de iguales que con su familia. Por
ello, debemos enseñarles desde pequeñitos ciertas habilidades sociales y
emocionales que le ayuden a manejar las situaciones que se le presenten durante
su adolescencia dentro de su grupo de referencia. Habilidades como asertividad,
empatía, capacidad de tomar decisiones, capacidad de resolución de conflictos
(cómo enseñarles estas habilidades lo veremos en próximos artículos)…
Proporcionar alternativas de ocio
El ocio de los jóvenes está muy
ligado a los ambientes tradicionales donde se produce el consumo de drogas:
bares, discotecas, etc. Debemos dar a nuestros hijos otras alternativas de ocio
que no tengan que ver con las drogas. En Internet seguro que podemos encontrar
varias opciones presentes en el lugar donde residimos. Lo ideal es ir
enseñándoles estas alternativas desde pequeños, ir con ellos y que se
aficionen.
Proporcionar una educación para la salud
Concienciar sobre la importancia
de la salud y sobre la responsabilidad que tenemos cada uno de cuidar nuestro
propio cuerpo puede ser un factor muy importante a la hora de tomar una
decisión sobre consumir drogas cuando ya conocen las consecuencias.
Estar informados y preparados para la adolescencia
La etapa de la adolescencia es
difícil. Comprende muchos cambios físicos y comportamentales. Debemos estar
informados sobre esos cambios y sobre cómo manejarlos, cómo resolver conflictos
y cómo comunicarnos eficazmente. En una etapa en la que el riesgo de empezar el
consumo es mucho mayor que en cualquier otra, estar preparados para ella puede
ser fundamental.
Por supuesto, a la hora de
adoptar estas medidas debemos tener en cuenta la edad de nuestros hijos. Con
los más pequeños lo mejor es empezar a entrenar habilidades como la empatía, la
autoestima, la asertividad… Según vayan creciendo podremos ir tomando medidas
más específicas.
Si queréis más información sobre este tema, visitad la página web de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD)
En próximos artículos, trataremos temas como la resolución de conflictos con los hijos, y el entrenamiento en las habilidades citadas en el párrafo anterior.
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¿Cómo desarrollar la empatía en los niños?
Muy buen artículo, me dedico precisamente a esto, a ayudar a personas a salir de ese infierno y me he sentido muy reconfortada al ver que hay personas que se interesan por este tipo de temas y lo hacen público...Gracias
ResponderEliminarMe ha parecido super interesante tu escrito, yo me dedico a esto precisamente, ayudar a las personas y orientarlas para que salgan de ese infierno y ha sido como un halo de luz ver que hay personas que hacen público este tipo de cosas...Gracias
ResponderEliminarGracias, Patricia. Lo he publicado porque me parece muy importante concienciar a la gente de que todos debemos trabajar en este sentido para evitar que sigan cayendo chavales en ese infierno, como bien dices. Muchas gracias por tu comentario y mucho ánimo para que sigas trabajando duro con estas personas.
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